CONCLUSIÓN

La vida de la coalición depende por sobre todo del contexto específico del país en el cual funciona y en el fuerte compromiso de los miembros nacionales para transformarla en un actor animado a nivel local. Sin embargo, vale la pena tratar de identificar factores clave que convirtieron en casos exitosos a las experiencias analizadas en este documento. Esto podría tornarse un ejercicio útil para estimular a otras coaliciones nacionales de SW a emular las mejores prácticas, adaptándolas a sus propios contextos nacionales, y a reflexionar sobre sus propias experiencias, propiciando un proceso de aprendizaje organizativo crucial para cualquier red que apunte a mejorar su desempeño.

Como ya fue mencionado, las siguientes conclusiones no representan ninguna evaluación científica del desempeño de las cuatro coaliciones nacionales analizadas, sino que más bien brindan sugerencias básicas para facilitar la “transferencia de conocimientos” y “capacitación” entre los grupos nacionales de la red de SW.

En cuanto al análisis de la dimensión “relevancia”, en los cuatro estudios de caso se destaca la importancia del proceso de formación de la coalición. El momento histórico en que se creó cada plataforma nacional fue crítico en los cuatro estudios de caso: un tiempo de cambios políticos, la necesidad de influir en la agenda global hacia metas de mayor desarrollo y el muy rápido crecimiento del papel de las OSC. La creación de cada plataforma nacional puede considerarse como un proceso de abajo hacia arriba, ya que las OSC han sentido la necesidad de afiliarse a la red mundial de SW y de trabajar a nivel nacional, contribuyendo en lo local al logro de los objetivos de desarrollo globales. Probablemente Alemania pueda considerarse una excepción, ya que proviene de un Foro alemán de ONG prvio que fue constituido durante los preparativos de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y, a partir de la misma creación de SW en 1995, decidió continuar con sus tareas afiliándose a esta red internacional. Sin desacreditar la opción consciente hecha por la coalición alemana antes de afiliarse a Social Watch, probablemente, en términos de compromiso de membresía, éste sea mucho más alto cuando la decisión de afiliarse a la red va unida a la necesidad de constituir un grupo nacional específico en el país. En efecto, esto requiere mucho más esfuerzo y energía y probablemente implique una motivación más fuerte que asegurará un mejor apoyo para el trabajo futuro.

La diversidad de la membresía puede ser tanto un punto fuerte como una debilidad. Si se observa el caso brasileño, la muy variada composición de su membresía ha permitido hacer de la coalición un verdadero “espacio para el debate pluralista, para construir nuevas perspectivas, conocimientos y discursos sobre cuestiones sociales y de desarrollo”. La pluralidad de actores participantes es vista como una riqueza, más que un potencial de conflicto, y lo mismo se puede decir de la experiencia filipina. Por el contrario, para la coalición alemana, aunque la diversidad de la composición se considera un aspecto importante a preservar, actualmente está obstaculizando el buen funcionamiento de la coalición, más allá de la publicación anual del informe de SW, debido a la dificultad de encontrar temas estratégicos comunes entre las ONG de desarrollo y las organizaciones de asistencia social. Probablemente esta diferencia en el manejo de la diversidad de la membresía deba ser entendida por el contexto de cada país; es probable que en Brasil y en Filipinas haya más áreas para el trabajo en común entre ONG, sindicatos y organizaciones de asistencia social que actualmente en Alemania.

De todos modos, de los cuatro estudios de caso surgen los siguientes aspectos positivos:

  • La actitud de la plataforma nacional para ser inclusiva y abierta a una pluralidad de organizaciones que aportan a la red sus diferentes competencias y experiencias en el campo del desarrollo. Esto convierte a SW en una oportunidad especial para el debate donde el análisis de una cuestión no se confina a una perspectiva única: la pluralidad de intereses que abarca la red siempre permite asumir una perspectiva multisectorial sobre cualquier tema.
  • La capacidad de tender puentes entre los temas locales y globales asegura una doble ventaja: a nivel local, al basar las actividades de activismo y concientización en datos y análisis mundiales confiables; a nivel internacional, haciendo conocer la perspectiva de las comunidades locales y dándoles así la excepcional posibilidad de hacer oír sus voces frente la comunidad internacional. Ambos aspectos, frecuentemente verificados en un constante aumento de la membresía, han contribuido ampliamente a dar gran relevancia a las coaliciones nacionales de SW en sus propios países.
  • Además, se desprende claramente de los estudios de caso de Benín, Brasil y Filipinas que, con el correr de los años, todas estas coaliciones han alcanzado altos niveles de legitimidad y credibilidad, lo que queda demostrado por la atención que los medios y gobiernos prestan a sus acciones. Por sobre todo, se percibe a la coalición filipina como una "fuente importante de información sobre asuntos de desarrollo humano”. La exactitud de sus análisis y la confiabilidad de sus datos le han ganado gran aprecio a nivel mundial.

En la segunda dimensión – “eficacia y sostenibilidad” es bien interesante comparar de qué manera cada coalición nacional ha establecido su propio funcionamiento en diferentes niveles de formalización de su estructura.

En realidad, debido a la completa autonomía dada por la red de SW a los grupos nacionales para determinar su propia estructura organizativa y procurar fondos para sus actividades, cada coalición es responsable, de manera concreta, de su buen funcionamiento en el país, por lo que las soluciones que cada una de ellas encuentre pueden resultar muy diferentes.

El análisis de estos cuatro casos es prueba de ello. Hay niveles diferentes de formalización: Benín es el ejemplo de una coalición muy estructurada con un estatuto legal registrado y varios textos fundamentales que establecen reglas internas. Brasil optó por no tener un estatuto legal certificado porque prefirió arreglos informales que al presente garantizan la flexibilidad, horizontalidad e igualdad en el funcionamiento de la red a nivel nacional. La coalición filipina está considerando la posibilidad de institucionalizar la coalición nacional mediante un estatuto legal registrado; esto va a ser evaluado no debido a una necesidad de formalizar el funcionamiento interno de la coalición sino porque podría facilitar el proceso de solicitud de apoyo financiero. Así, la motivación detrás de esta opción, que está todavía en discusión, va más unida a hacer un uso de ella que a definir nuevas reglas internas que mejoren el funcionamiento de la plataforma nacional.

La coalición alemana eligió una estructura minimalista: se asegura un nivel muy bajo de formalización, en base a un memorando general que describe el origen de la coalición alemana de SW y sus muchas actividades.

En todos los estudios de caso, sin importar si hay una estructura formalizada o no, hay siempre una o algunas organizaciones a cargo de asegurar la coordinación de la red tanto a nivel estratégico (es decir, un Comité Coordinador) como a nivel operativo (es decir, el Secretariado). Esto es sin dudas un factor clave para el éxito de la conducción de una plataforma nacional: en efecto, para una red que involucra a distintas organizaciones miembros, es esencial, incluso con estructuras informales y laxas, identificar algunas organizaciones responsables de estimular y coordinar las actividades de la red.

En cuanto a la planificación de las actividades, la redacción de un plan de trabajo anual podría considerarse una práctica excelente; las coaliciones de Benín, Brasil y Filipinas, que trabajan en una amplia variedad de actividades a nivel nacional, generalmente redactan uno. También, un plan de acción anual parece ser una herramienta útil para asegurarle a la coalición un buen desempeño  al llevar a cabo distintas actividades. Todas las coaliciones hacen referencia al Marco Estratégico de SW Internacional (adoptado en la Asamblea General cada tres años) que, consecuente con el principio de autonomía que caracteriza fuertemente a la red, se enfoca en las actividades específicas que las plataformas nacionales pretenden promover a nivel local. Tanto la coalición de Benín como la de Filipinas han hecho un esfuerzo notable para redactar un plan plurianual, lo que demuestra su fuerte compromiso e intención de establecer una estrategia a mediano plazo.

En cuanto a la sostenibilidad, las cuatro coaliciones experimentan dificultades para recaudar fondos; éste es un aspecto inquietante que afecta la capacidad de planificación a largo plazo de la red. A este respecto es interesante comparar las diferentes modalidades de participación directa de los miembros. En Benín los miembros de la coalición deben contribuir con una cuota de socio anual específica, mientras en las otras tres coaliciones no hay tal formalización. Sin embargo, se espera que los miembros apoyen las actividades de la red de la mejor manera posible. De hecho, no se pueden identificar prácticas óptimas en este tema, ya que dependen mucho del contexto de país; no obstante, hay algunas particularidades en el caso de Benín que merecen ser destacadas. En efecto, a pesar de la dificultad de recaudar las cuotas de socio, tan solo la idea de preverlas da un mayor sentido de responsabilidad y propiedad entre los miembros de la coalición. Además, probablemente facilitada por la importancia y la singularidad de su trabajo promovido por las OSC locales a nivel nacional, la coalición de Benín ha logrado conseguir apoyo financiero de varias organizaciones internacionales, concitando interés y consolidando alianzas con algunas de ellas durante años (es decir, PNUD, Embajada de los Países Bajos).

En lo que respecta a la dimensión “eficacia”, las cuatro plataformas nacionales contribuyen todos los años con un informe nacional al Informe Internacional de SW, pero casi todas ellas realizan además muchas otras actividades.

Benín es un muy buen ejemplo de coalición nacional que ha adaptado la misión de SW al contexto del país: su opción de concentrarse principalmente en la estrategia de reducción de la pobreza y en el progreso de los ODM hizo que el “escrutinio de la acción pública por la ciudadanía” (la así llamada actividad principal de la coalición nacional) sea de suma importancia y altamente apreciada en el país. En efecto, gracias a una amplia participación de comunidades locales, la coalición pudo dar su propia contribución a la redacción del PRSP II con datos y sugerencias de la ciudadanía en el nivel municipal. En cuanto al monitoreo de los ODM, la coalición se compromete a producir anualmente un Informe Alternativo sobre su progreso. Este monitoreo se realiza compilando el análisis preparado por seis grupos temáticos, cada uno de los cuales competente en temas específicos de desarrollo. Esta metodología de trabajo resulta una muy buena práctica, ya que garantiza un análisis total y exhaustivo basado en el escrutinio de políticas más específico y ad hoc hecho por el grupo temático competente.

Del mismo modo, en Filipinas fueron seleccionados temas prioritarios para las actividades de investigación. Esto permite que la coalición profundice su competencia en temas relativos a financiación para el desarrollo, pobreza, ODM y problemas de disparidad y equidad y que produzca publicaciones específicas, además del Informe SW nacional que se publica cada dos años desde 2001. Otro rasgo que merece mención es la metodología para la investigación adoptada por la coalición filipina: el Índice de Capacidades Básicas actual, extensamente usado por la red de Social Watch a nivel global, proviene de la experiencia filipina. Además, en la realización de la investigación, la coalición combina datos oficiales con empíricos, a menudo apoyados por estudios de caso, que dan un sesgo humano al debate. Esa metodología, junto con el uso de un lenguaje que es también accesible y comprensible a nivel popular, hace que las publicaciones de SW Filipinas sean muy convenientes para el activismo.

Ambas coaliciones en Filipinas y Benín tienen el gran mérito de capacitar a organizaciones de sociedad civil. Esto puede considerarse, con seguridad, una experiencia muy exitosa: mejorar las competencias de las ONG, periodistas, comunidades locales y autoridades públicas locales es un factor clave para lograr un aumento de la concientización sobre los temas de desarrollo social. Formar gente significa capacitar e impulsar

las acciones de la ciudadanía para exigir efectivamente la rendición de cuentas de los gobiernos.
Las coaliciones de Brasil y Alemania están entre las primeras que, además de contribuir al Informe Internacional de Social Watch con un informe nacional, han estado produciendo anualmente un informe nacional propio desde 1997. Ambas experiencias muestran la importancia de resumir las principales conclusiones del Informe Internacional y de enfocar el informe nacional principalmente en problemas del país, estimulando, a través del mismo, un debate público nacional.

Como se menciona en el análisis de la coalición alemana, la creación de un índice más adecuado a todos aquellos países que alcancen posiciones superiores en el ICB será un desafío para la red de Social Watch en los próximos años, sobre todo para los más desarrollados. Brasil – un país de ingreso medio caracterizado por niveles altos de desigualdad – también afronta un problema con el ICB y pone en evidencia la necesidad de hacer un indicador de SW más sensible a la desigualdad, a fin de lograr una cifra más exacta de la realidad nacional.

La experiencia brasileña sobre la redacción del Informe SW nacional es muy interesante: en efecto, se trata de un “verdadero proceso de aprendizaje social (…) no de una actividad técnica sino más bien de un proceso político inherente al involucrar a los miembros de SW en acalorados debates políticos”. Es de esperar que esta misma práctica de aprendizaje mutuo pueda ser experimentada por todas las coaliciones de SW, ya que esta actividad comporta, por sí sola, un resultado muy significativo, incluso más, probablemente, que el informe en sí mismo.

La cuarta dimensión – “estrategia e impacto” – se concentra más en la exposición externa de la plataforma nacional al mostrar buenos ejemplos de la interacción positiva entre Social Watch y los gobiernos locales/nacionales.

Durante años, la coalición brasileña entendió la importancia de Social Watch en ayudar a las organizaciones de la sociedad civil brasileñas, que la consideran como “un sistema de control y monitoreo para crear impacto en las políticas públicas”. Éste es un enfoque acertado que la coalición brasileña ha identificado: significa que SW no trabaja directamente en activismo y cabildeo, pero mejora la capacidad de sus miembros para hacerlo. De esta manera la coalición no duplica el trabajo de los actores sociales brasileños, pero les ofrece un espacio de diálogo e intercambio. Esto es muy útil para entender cualquier cuestión desde perspectivas diferentes (una prueba evidente es la experiencia positiva de los diálogos sobre el racismo). Además, la plataforma brasileña consiguió invitar con frecuencia a funcionarios del gobierno para que asistan a seminarios y talleres nacionales: es ésta una buena práctica para mantener siempre un diálogo abierto con funcionarios con poder de decisión y conseguir relaciones más cercanas de un modo más “informal”,  tan eficaces como las acciones de activismo o cabildeo “formales”.

La coalición SW en Benín, consecuente con sus temas prioritarios, sigue trabajando en dos iniciativas muy relevantes, que recibieron gran reconocimiento del Gobierno: la primera relativa al análisis del presupuesto estatal y su conformidad con los ODM; la segunda relativa al borrador de segunda generación del PRSP II. Hay dos elementos que merecen particular atención y que podrían considerarse factores claves del éxito de ambas iniciativas. Primero, la organización de la coalición: su forma de compartir tareas entre las organizaciones miembros, su preocupación por profundizar cada tema según la competencia de cada organización (dividiendo el trabajo en seis grupos temáticos) y la creación de una Unidad de Análisis del Presupuesto que asegura un análisis cuidadoso muy apreciado desde fuera. En efecto, la coalición tuvo la oportunidad de ser invitada por el Gobierno para consultas previas a la adopción del presupuesto anual. En segundo lugar, la coalición entendió la importancia de trabajar a nivel local para concienciar las OSC locales activas y las autoridades públicas locales. El funcionamiento en estos microniveles dio a la coalición la posibilidad de involucrar ampliamente a la ciudadanía en el proceso de definir sus necesidades y prioridades para redactar el segundo PRSP. Esto es, por supuesto, una acción muy notable que apoyó al Gobierno de Benin con una correcta perspectiva de los ciudadanos de su propia pobreza. Sin ese amplio trabajo a nivel local y la participación de las comunidades locales a escala nacional las “Contribuciones de la Sociedad Civil a la elaboración del PRSP II en Benín” probablemente no habrían sido tan influyentes como realmente lo han sido.

En cuanto a la coalición filipina, hay muchos aspectos que hacen de su experiencia un caso exitoso. La Iniciativa por un Presupuesto Alternativo es probablemente una de las mejores prácticas mundiales de activismo sobre el presupuesto. Los resultados tangibles conseguidos en términos de fondos adicionales reservados para los servicios básicos demuestran la eficacia de esta acción. Detrás del logro de estos importantes resultados hay una modalidad de trabajo acertada que otras coaliciones nacionales deberían tener en cuenta al implementar acciones similares. Es notable el modo en que se realiza el análisis del presupuesto, involucrando a intereses diferentes y equilibrándolos al definir la propuesta de presupuesto alternativo. El trabajo de activismo cuenta con dos fases: en primer lugar se trabaja en temas separados según la competencia de cada organización y en segundo lugar se coordina la acción a través de una propuesta única de presupuesto alternativo. Esto implica discusiones e intercambios entre las OSC involucradas en la acción y, así como entre ellas, con los diferentes sectores gubernamentales implicados en algún componente del Presupuesto Estatal. Involucrar a actores clave a nivel político es seguramente un paso fundamental para que esta clase de acciones sean exitosas. Además, merece ser destacada la participación de los medios de comunicación en esta iniciativa. Habiendo entendido la importancia de tener a los medios como aliados en el trabajo de activismo de las ONG, la coalición filipina trató de aumentar su interés organizando seminarios temáticos adaptados especialmente para ellos. Esta acción es particularmente estimulante para los medios, ya que los “mune de datos fidedignos que demuestran la importancia del proceso del presupuesto nacional en la vida cotidiana de la gente”.

Además de la Iniciativa por un Presupuesto Alternativo, la coalición filipina promueve la localización y el monitoreo de los ODM. La importancia de facilitar la colaboración entre la administración municipal y las ONG a nivel local para mejorar las estrategias financieras y de planificación del desarrollo tiene semejanzas con la acción emprendida por la coalición de Benín. En la experiencia filipina también merece ser destacado el papel crucial de los académicos que son “defensores naturales y potenciales ingenieros, a través de sus capacidades técnicas, de experimentos a nivel de base de localización de los ODM”.

Una última observación sobre la coalición filipina es su capacidad de contribuir al debate sobre la Financiación para el Desarrollo a nivel nacional, regional e internacional, gracias a la competencia específica de algunos de sus miembros. Este trabajo ha brindado al Gobierno filipino la perspectiva y el análisis de las OSC sobre los temas discutidos en las cumbres internacionales oficiales y sus reuniones preparatorias.

Una muy interesante iniciativa es la revisión de la evaluación de impacto realizada por la Coalición alemana para investigar mejor los principales públicos objetivos del informe nacional. A pesar de que la revisión no consiguió totalmente el objetivo de clarificar cuál es el actual espectro de grupos a los que llega el informe SW alemán, es significativa la intención de la plataforma nacional de identificar mejor sus principales lectores a fin de mejorar su trabajo de activismo.

En la última dimensión – “coherencia y complementariedades” – se demuestra cómo la pertenencia a la red internacional ha apoyado a la coalición nacional en el país en términos de reputación y confianza en el análisis realizado.

La dimensión internacional de la red es seguramente una de sus fortalezas, aunque es probable que cada plataforma pudiera mejorar y fomentar la relación con las otras coaliciones nacionales.

En cuanto a la dimensión regional, está bastante bien desarrollada en la región asiática donde la coalición filipina ha sido el punto focal durante varios años. Durante su mandato, SWF organizó consultas en toda Asia que han representado importantes ocasiones para actualizar la situación del desarrollo social, tanto a nivel nacional como regional, y para compartir y aprender de la experiencia de otras coaliciones nacionales. Es interesante observar cómo la experiencia actual de la coalición de Benín (que encuentra dificultades, principalmente debido a limitaciones del idioma, para la interacción con las otras coaliciones de SW) transforma esta dificultad en un desafío al promover un debate regional entre las OSC de la zona francófona de África Occidental.

Todas las coaliciones han desarrollado buenas relaciones con otras redes de la sociedad civil en el país. Es interesante lo que se subraya en la experiencia filipina: la singularidad de Social Watch estriba en cubrir un amplio espectro de temas del desarrollo social; debido a ello, otras redes de activismo en cuestiones específicas aprecian su participación en consultas nacionales promovidas por Social Watch porque lo consideran una instancia crítica de interacción con otros grupos para comparar experiencias en un contexto más amplio. La coalición de SW brasileña también atrae a otras redes especializadas a participar en sus debates y actividades y hasta ha contribuido a la creación de nuevas, por ejemplo, la red de los Diálogos contra el Racismo.

Para concluir: este trabajo merece atención por su intención de reflexionar sobre experiencias tangibles de las plataformas nacionales de SW y de sugerir a otras coaliciones algunos elementos de análisis para iniciar su propio proceso de evaluación. Es un punto de partida para estimular un debate interno a fondo que podría motivar a los miembros a identificar sus fuerzas y flaquezas.

Si se construyera un “índice de energía de la red” a fin de medir su potencial, probablemente debería estar compuesto por tres elementos: capacidad de observar y reflexionar sobre las experiencias de otros y las propias, capacidad de ser creativo y capacidad de atraer a la gente (no solo en términos de nuevos miembros sino principalmente en términos de promoción del diálogo con otros actores sociales). Mientras todos estos tres componentes estén vivos en una red, ésta será siempre capaz de proponer soluciones innovadoras y adaptarse a nuevos desafíos.

El objetivo de este trabajo es apoyar la capacidad de observación y reflexión: ahora depende de las coaliciones de Social Watch a lo largo y ancho del mundo que hagan un buen uso de él y corroboren, en base a sus propias experiencias, el potencial global de la red.


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