En una sesión informativa sobre COVID-19, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres declaró: “Estamos en una situación sin precedentes y ya no se aplican las reglas de siempre. No podemos recurrir a las herramientas usuales en tiempos tan inusuales”.

El llamado del Secretario General para un alto el fuego global a la luz de la pandemia de COVID-19 ya ha obtenido un apoyo significativo, incluso de los Estados miembros y de las organizaciones de la sociedad civil, recibiendo más de 2 millones de firmas.

Además de los aspectos sanitarios, la crisis mundial de coronavirus también tiene consecuencias financieras, socioeconómicas y de desarrollo. Por esta razón, los gobiernos y las organizaciones internacionales han anunciado una gran cantidad de medidas  políticas, por un lado para contener la pandemia, por el otro para mitigar las consecuencias económicas.

Estas medidas contienen, por ejemplo, estímulos fiscales y paquetes de ayuda de varias formas y tamaños, destinados a amortiguar las graves consecuencias económicas y sociales del brote de coronavirus en todo el mundo. Los principales grupos beneficiados por los préstamos e inyecciones de efectivo planificados son el sistema de salud, así como los bancos y las empresas más grandes.

Por Roberto Bissio*

El mensaje no pudo haber sido más claro: “nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas”.

La pandemia de COVID-19 es una crisis de salud global (con importantes consecuencias financieras y económicas), pero las organizaciones internacionales, comenzando con la Organización Mundial de la Salud (OMS), "todavía no cuentan con los fondos suficientes para responder rápidamente a la aparición de enfermedades peligrosas y para evitar que se propaguen a pandemias mundiales", argumentan Jens Martens y Bodo Ellmers, del Global Policy Forum en un documento informativo publicado el pasado 18 de marzo*. Es probable que la gente en la mayoría de los países del Sur Global sufran su impacto aún más y por lo tanto "para evitar que la crisis del coronavirus se convierta en un crisis mundial de desarrollo, la solidaridad no debe terminar en las fronteras nacionales".

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