Social Watch news

“El sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo está mejor posicionado y listo para acompañar a los países en su intento de responder a la pandemia de COVID-19 y acelerar la implementación de los ODS. El sistema revitalizado de coordinadores residentes está ahora firmemente establecido, lo que garantiza un liderazgo más fuerte e independiente del sistema de las Naciones Unidas para el desarrollo a nivel de los países. Está tomando forma una nueva generación de equipos de las Naciones Unidas en los países, más cohesivos y con mayor capacidad de respuesta a las necesidades y prioridades nacionales. Se han sentado bases sólidas para fomentar una cultura de resultados y aprendizaje, y para mejorar la eficiencia de las operaciones. Sin embargo, sigue habiendo problemas y es necesario seguir esforzándose por asegurar una mayor consolidación mediante el liderazgo permanente de todos los interesados, la financiación sostenida del sistema de coordinadores residentes, el fortalecimiento de la capacidad de realizar evaluaciones en todo el sistema y mejorar la implementación del pacto de financiación”.

El Foro Político de Alto Nivel 2020 (FPAN) está previsto para revisar la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) del 7 al 16 de julio de 2020. El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DESA, por su sigla en inglés) ha publicado un programa provisorio y una nota conceptual para el FPAN 2020.

La UE prepara un plan de ayuda a sus socios. Pero los fondos de cooperación que pueda poner a disposición no alcanzan en América Latina. La verdadera ayuda pasaría por negociar la deuda, dicen especialistas.

Los Estados Miembros de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AG) han adoptado por consenso una Resolución (A/RES/74/270) sobre COVID-19 que pide "cooperación internacional" y "multilateralismo". La resolución reconoce los "efectos sin precedentes que tiene la pandemia, incluida la grave disrupción de las sociedades y las economías, así como de los viajes y el comercio a nivel mundial, y su impacto devastador en los medios de vida de las personas". Pide "que se intensifique la cooperación internacional para contener, mitigar y derrotar la pandemia, entre otras cosas intercambiando información, conocimientos científicos y mejores prácticas". Exhorta a " respetar plenamente los derechos humanos" y afirma que "en la respuesta a la pandemia no hay cabida para ninguna forma de discriminación, racismo ni xenofobia".

En una sesión informativa sobre COVID-19, el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres declaró: “Estamos en una situación sin precedentes y ya no se aplican las reglas de siempre. No podemos recurrir a las herramientas usuales en tiempos tan inusuales”.

El llamado del Secretario General para un alto el fuego global a la luz de la pandemia de COVID-19 ya ha obtenido un apoyo significativo, incluso de los Estados miembros y de las organizaciones de la sociedad civil, recibiendo más de 2 millones de firmas.

Además de los aspectos sanitarios, la crisis mundial de coronavirus también tiene consecuencias financieras, socioeconómicas y de desarrollo. Por esta razón, los gobiernos y las organizaciones internacionales han anunciado una gran cantidad de medidas  políticas, por un lado para contener la pandemia, por el otro para mitigar las consecuencias económicas.

Estas medidas contienen, por ejemplo, estímulos fiscales y paquetes de ayuda de varias formas y tamaños, destinados a amortiguar las graves consecuencias económicas y sociales del brote de coronavirus en todo el mundo. Los principales grupos beneficiados por los préstamos e inyecciones de efectivo planificados son el sistema de salud, así como los bancos y las empresas más grandes.

Por Roberto Bissio*

El mensaje no pudo haber sido más claro: “nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas”.

La pandemia de COVID-19 es una crisis de salud global (con importantes consecuencias financieras y económicas), pero las organizaciones internacionales, comenzando con la Organización Mundial de la Salud (OMS), "todavía no cuentan con los fondos suficientes para responder rápidamente a la aparición de enfermedades peligrosas y para evitar que se propaguen a pandemias mundiales", argumentan Jens Martens y Bodo Ellmers, del Global Policy Forum en un documento informativo publicado el pasado 18 de marzo*. Es probable que la gente en la mayoría de los países del Sur Global sufran su impacto aún más y por lo tanto "para evitar que la crisis del coronavirus se convierta en un crisis mundial de desarrollo, la solidaridad no debe terminar en las fronteras nacionales".

Chipre también sufre una tensión entre las respuestas urgentes a la crisis económica y financiera y sus compromisos de desarrollo sostenible. Como miembro de la Unión Europea, Chipre debe implementar los conceptos de Coherencia de Políticas para el Desarrollo (CPD) y Coherencia de Políticas para el Desarrollo Sostenible (CPSD), pero ninguno de estos se menciona en el Informe Nacional Voluntario oficial, que de hecho omite todo el ODS 17 (sobre implementación).

Según el informe alternativo de Charalambos Stergiou, Yolanda Frangou y Charalambos Vrasidas, de CAR-  DET / Universidad de Nicosia, “como resultado de las estrictas medidas de austeridad implementadas desde marzo de 2013, se suspendió la Agencia de Cooperación para el Desarrollo de Cyprus Aid” y “Chipre no tienen mecanismos de coordinación sobre CPD dentro de la administración nacional y no hay participación en CPD por parte del Parlamento de Chipre, la sociedad civil o el sector privado”.


SUSCRIBIRSE A NUESTRO BOLETÍN

Enviar

Syndicate content