2015, con tres cumbres cruciales en sólo seis meses, será un año clave para la lucha mundial contra la pobreza y para el desarrollo equitativo y sostenible. Un tema central para las tres cumbres es el de propuestas concretas de reformas a los sistemas financieros y comerciales internacionales que apoyen el logro de los objetivos mundiales de desarrollo sostenible. Tales reformas deben basarse en el derecho al desarrollo para todos los países y garantizar los derechos económicos y sociales para todas y todos.

Hay suficientes fondos disponibles para lograr los derechos humanos para todas y todos, para acabar con la pobreza y para alcanzar los objetivos mundiales de desarrollo sostenible: pero se necesitan las decisiones políticas para cambiar las estructuras y sistemas que hagan esto posible. En estos temas, la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo (FpD) en Addis Abeba en julio de 2015, jugará un papel crítico. Para formular las posiciones de la sociedad civil hacia esta próxima conferencia, una coalición de OSC ha compilado un documento de posición y busca apoyo.

Tailandia es vista como un país con alto desarrollo económico, sin embargo en la sociedad persiste la desigualdad y la brecha de ingresos se ha ampliado aún más. A partir de 2009 los datos indican que, el 20 por ciento de las personas más ricas del país ganan 11,9 veces más que el 20 por ciento de los más pobres. En 2012 se reporta que los ricos poseen 325,7 veces más tierra que los pobres. La revisión de la implementación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing ha puesto de relieve que la persistente discriminación de género ha incrementado la injusticia hacia las mujeres en la sociedad y que el gobierno no está haciéndose cargo de esta situación.

El informe, coordinado por Foundation for Women y Social Agenda Working Group (Social Watch Tailandia), es un resumen del informe de los grupos de mujeres de la sociedad civil tailandesa sobre la revisión de Beijing +20.

No hay descripción de tareas para el principal funcionario civil del mundo, excepto resolver sus desastrosos problemas. No hay reglas de campaña para su elección, ni existe ninguna lista de las calificaciones que debe tener, excepto la norma no escrita: Él (y siempre ha sido un él) debe ser del agrado de las grandes potencias mundiales.

En momentos en que comienza el juego para la selección del próximo secretario general de las Naciones Unidas, una coalición de organizaciones no gubernamentales, de la que Social Watch forma parte, hace un llamado para instaurar un proceso formal de aplicación, incluyendo criterios de selección transparentes, una lista oficial de candidatos y una oportunidad para que todos los países miembros puedan evaluar a los candidatos.

Esta campaña "refleja una creciente frustración con el dominio de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas" y con una elección que "se realiza en gran parte en secreto, en reuniones privadas de los miembros del consejo y duras negociaciones" entre los los cinco países con derecho a veto, comenta el influyente New York Times.

Dilma Rousseff, presidenta reelecta de Brasil, "no tiene muchas más salidas" que acercarse a los movimientos sociales y a la población en el próxima mandato, sostiene el filósofo José Antonio Moroni, miembro del Directorio Colegiado del Instituto de Estudios Socioeconómicos (INESC). "O Dilma gobierna con el pueblo en la calle apoyándola y ella orientando la reforma que todo el mundo quiere o va a tener al pueblo contra ella", opina.

Para Moroni, su primer gobierno fue "extremadamente tecnócrata", con poca relación con la sociedad y cree que si Dilma repite la estrategia de la actual legislatura y deja su "gobernabilidad" en la relación con el Congreso, estará "perdida".

En una semana, los gobiernos comienzan en las Naciones Unidas sus reuniones preparatorias de la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FpD) que tendrá lugar en Addis Abeba, en julio de 2015. Esa conferencia es la última oportunidad de acordar un paquete de propuestas sobre finanzas, medidas comerciales y de gobernanza mundial antes de la reunión de la Cumbre en Nueva York en septiembre de 2015 cerrará el ciclo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y lanzará los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Si no hay sustancia en el documento final de Addis Abeba, no habrá tiempo para negociar "medios de implementación" significativos para los ODS dos meses después. Sin medios, el esfuerzo mundial de elaborar los ODS en los últimos años quedará en retórica vacía.


SUSCRIBIRSE A NUESTRO BOLETÍN

Enviar

Syndicate content