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Thida Khus.

¿Cómo se puede impulsar una mayor participación política de las mujeres en un Estado patriarcal que cree que el gobierno es una fraternidad?

El Comité de Camboya para Promover a las Mujeres en la Política (CPWP, por su sigla en inglés) enfrentó este preciso problema en la década de 2000, cuando empezó su trabajo para alentar a las mujeres a que se involucraran más en política. En aquel entonces, CPWP luchó para convencer a las mujeres de que se implicaran más en la toma de decisiones a escala nacional y local, no solo por la oposición de los hombres, sino también porque algunas mujeres no veían que ese fuera su rol.

A pesar de que una de las mayores catástrofes humanitarias de los últimos años se desarrolla en su propia puerta, la UE y sus Estados miembros parecen totalmente paralizados e incapaces de dar una respuesta urgente y adecuada. La muerte de hombres, mujeres y niños solo parece promover nuevas rondas de discusión. Estas, en su momento, tendrán sin duda como resultado otra declaración política y todavía más promesas vacías.

La participación de las mujeres en la vida política y pública del Paraguay sigue siendo objeto de múltiples limitaciones y discriminaciones. En el plano cuantitativo, se puede afirmar que si bien las cifras de acceso de mujeres a cargos electivos de representación han aumentado a lo largo del proceso de apertura y consolidación de la democracia en las dos últimas décadas, aún estamos lejos de alcanzar el objetivo de la paridad en el acceso de las mujeres. Actualmente, en el congreso solo hay 18% de mujeres, 12 de 80 diputados, 9 de 45 senadores.

Lograr el equilibrio adecuado entre las funciones y responsabilidades del sector público y privado en la financiación para el desarrollo y en el proceso Post-2015 será fundamental para las perspectivas de desarrollo sostenible e inclusivo. Sin embargo, la evidencia preliminar sugiere que este balance está muy sesgado a favor de los intereses privados. ¿Estamos viendo un proceso de tercerización de la agenda internacional?

No hay duda de que las empresas de todo el mundo son fuente de crecimiento y empleo. Pero también son la fuente de las amenazas más graves para el desarrollo sostenible -desde la contaminación a los flujos financieros ilícitos- que socavan las perspectivas para de los recursos públicos.

"Uno de los principios de los que no para de hablarse es de la necesidad de no dejar a nadie atrás, pero ¿atrás de qué?". Así comenzaba Bárbara Adams, del Global Policy Forum, su presentación del Documento 'Goals For The Rich' (Objetivos para los ricos), el primer día de talleres del Foro Social Mundial celebrado en la capital de Túnez entre los días 24 y 28 de marzo. La cuestión de qué desarrollo, para quién y cómo ha estado presente durante todo el Foro Social Mundial en distintos talleres, conferencias y asambleas. Mientras las grandes decisiones son tomadas en las conversaciones intergubernamentales, ha habido varios temas que han alimentado las discusiones en torno al trabajo de las ONGD a partir del año que viene.

En la sesión de apertura de las audiencias de las Naciones Unidas con empresarios y con representantes de la sociedad civil, el coordinador de Social Watch, Roberto Bissio, reivindicó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como expresión de un nuevo paradigma. Para que los ODS fructifiquen se necesita contener el poder de las 200 corporaciones globales, cuyas ventas combinadas son mayores que todo el producto de 180 países. La ONU no debe afectar su imagen asociando sus programas con grandes evasores de impuestos o apoyando asociaciones público-privadas que son excluyentes, no transparentes y muy frecuentemente acusadas de corrupción. Un instrumento jurídico vinculante sobre derechos humanos para las empresas trasnacionales, si bien no es del agrado de los líderes empresariales, podría introducir un marco previsible que en última instancia beneficiará a los pequeños y medianos empresarios que son quienes crean la mayoría de los puestos de trabajo en tiempos de crisis.

Lea la intervención completa aquí, o vea el video aquí o descargue la versión en pdf aquí.

Los países andan negociando la Agenda Post 2015 en Naciones Unidas, cuyo borrador establece 17 objetivos de desarrollo sostenible que deberán ser alcanzados en el año 2030. A diferencia de lo que pasó en el 2000 con los Objetivos del Milenio, la idea es que ahora todos los países del mundo tengan metas que alcanzar independientemente de que sean países más o menos ricos. Que no sea una agenda exclusivamente focalizada en la pobreza más extrema o en proporcionar acceso a cuestiones básicas a los millones de personas que aún carecen de ellas. Se habla abiertamente de que sea una agenda “transformadora”, es decir, que modifique los patrones de producción, de comercialización y de consumo por otros más sostenibles ecológicamente, menos excluyentes en lo social y que por lo tanto permitan equiparar oportunidades para toda la población mundial.

La creciente desigualdad en la sociedad actual será el tema principal de la reunión anual del Foro Social Mundial (FSM), que se realiza en la capital de Túnez desde este martes 24 de marzo.

El Grupo de Reflexión de la Sociedad Civil sobre Perspectivas de Desarrollo Mundial (Grupo de Reflexión) presenta en Túnez un estudio que recomienda nuevos objetivos y compromisos, sobre todo de parte de los ricos, para que prosperen los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) está discutiendo y que formarán parte de la Agenda de Desarrollo Posterior a 2015.

La mejor solidaridad con la sociedad tunecina, agredida por recientes atentados, es mantener las actividades previstas en el marco del Foro Social Mundial, sostiene la red internacional Social Watch. El FSM tendrá lugar del 24 al 28 de marzo en Túnez y Social Watch, junto a otras organizaciones, resolvió no suspender ninguna de las actividades que está co-auspiciando.

Estas reuniones brindarán la oportunidad de revisar y reconsiderar los desafíos del un nuevo marco de desarrollo post 2015; la preparación de la cumbre sobre financiamiento para el desarrollo, así como los desafíos a los que se enfrentan los países árabes con la democratización iniciada, precisamente en Túnez, por la primavera árabe.

Plataforma 2015 y más presenta la publicación Donantes que se ayudan a sí mismos dedica una nueva mirada a la cadena de la ayuda, esta vez desde el punto de vista de los donantes: ¿Qué supone la ayuda para ellos?, ¿constituye verdaderamente un esfuerzo redistributivo (de poder y de recursos) a escala global?, ¿supone un impulso a los procesos de desarrollo por su parte?, ¿es, por el contrario, un instrumento de promoción de intereses y búsqueda de beneficios para estos y sus grupos de interés?, ¿puede ser ambas cosas a la vez?

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