2009

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Un resumen del análisis de cuatro estudios de caso sobre Coaliciones Nacionales de Social Watch. De cómo los éxitos y fracasos pueden resultar valiosas lecciones para otras coaliciones nacionales
: El colapso económico mundial ya está afectando gravemente a Zambia debido a su gran dependencia de la producción y los precios del cobre, su principal exportación. Aunque durante los últimos 45 años los políticos prometieron diversificar la producción hacia otros productos, casi nada se ha hecho. La reacción del Gobierno a los efectos de la crisis ha sido tan previsible como decepcionante. El Presupuesto Nacional 2009 está fuera de la realidad y el Parlamento no presta atención.
Con una economía dependiente de las exportaciones de petróleo y reservas que comienzan a dar señales de agotamiento, Yemen apuesta a las subas del precio internacional del crudo para financiar su presupuesto. En este país, que ocupa los últimos puestos en desarrollo, las políticas sociales oficiales no surgen de estudios económicos serios y su aplicación es cada vez más desordenada. Una minoría corrupta juega con los recursos del Estado y su riqueza, que no llega a los sectores más necesitados.
Vietnam ha trasladado a la acción los principios socialistas y alcanzó la mayor parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) mucho antes del plazo acordado. Sin embargo, no es inmune a las múltiples crisis mundiales. Hay una brecha creciente entre ricos y pobres y el nivel del mar, que sube debido al cambio climático, ya está surtiendo efectos negativos. Aunque las organizaciones de la sociedad civil todavía no tienen mayor presencia en el país, algunos grupos han tomado la iniciativa de responder colectivamente a los problemas.
En medio de una fuerte polarización política, la discusión sobre el impacto de la crisis económica internacional en el país se ha visto postergada. Una serie de planes impulsados desde el Gobierno intentan asegurar la seguridad alimentaria, el acceso universal a los sistemas de salud, a la vivienda y a la educación. Sin embargo, hay problemas con la distribución de alimentos, reducciones en los planes de salud e insuficiente respuesta a la demanda de viviendas. Es en educación donde los resultados se acercan más a los esperados.
La crisis de desempleo subraya la realidad de un sistema que no reconoce ni garantiza los derechos sociales y económicos esenciales. A partir de diciembre de 2007, el número de desempleados aumentó a 13,1 millones – 5,6 millones más que al principio de la recesión. Los movimientos de derechos humanos, trabajo ecológico, comercio justo, asistencia médica y vivienda presentan propuestas y exigen cambios reales y estructurales. Estados Unidos no puede dejar pasar esta oportunidad para alcanzar un cambio verdadero.
La crisis financiera dificultará los esfuerzos por reducir la pobreza en Uganda. La ayuda extranjera, las remesas y los ingresos derivados de las exportaciones ya están disminuyendo. El Gobierno debe desarrollar nuevas estrategias para identificar las causas profundas de la pobreza, la exclusión y las malas condiciones sociales en el país y, al mismo tiempo, aunar fuerzas con otros países a nivel regional e internacional para impulsar una reforma de la arquitectura financiera mundial. Existen varias iniciativas de la sociedad civil que, si reciben apoyo, podrían ayudar a enfrentar la crisis.
El Gobierno tuvo una rápida respuesta a la crisis bajo la forma habitual de los paquetes de estímulo. No obstante, se torna obligatoria una visión más sostenible: una que incorpore a la solución las consideraciones ambientales y de seguridad alimentaria que enfrentan actualmente el país y el mundo. Si el cambio ha de suceder, procederá de un movimiento social revitalizado, con el sólido respaldo de intelectuales y empresarios.
Aunque el sistema financiero aún no se ha visto seriamente afectado por la crisis económica mundial, la reducción de las exportaciones, de las remesas y de la ayuda hará peligrar los avances de Tanzanía en erradicación de la pobreza. Se deben ampliar los servicios básicos tales como el suministro de agua limpia, el saneamiento y la salud, así como el crédito y la instrucción para los agricultores. Por todo ello, es imperativo que no se interrumpa la ayuda del exterior.
La situación calamitosa de este país destrozado por la guerra se está agravando debido a la crisis sistémica mundial. Con los medios de producción, las finanzas y la prestación de servicios básicos en manos de unos pocos, el costo de vida se ha disparado. La devaluación monetaria ha venido acompañada de hiperinflación y un aumento en el precio de los alimentos; la energía es inasequible y limita la prestación de servicios como la educación, la salud y el saneamiento. Además, la degradación ambiental reduce la disponibilidad de agua, el pastoreo y la biodiversidad y, en consecuencia, afecta negativamente el sustento de las personas.
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